A continuación, te contamos un poco sobre las más emblemáticas:
Los Caporales
Esta danza representaba una glorificación del capataz o caporal negro de Yungas, ideada y personificada por jóvenes del sector popular de Chijini (La Paz). Sin embargo, en el transcurso de los años este Caporal y su acompañante femenino (en un principio nada más que la representación de una coqueta cholita afro-yungueña) se blanquearon y ascendieron de clase – de tal modo que hoy en día, la danza más que nada es asociada con las élites adineradas y totalmente occidentalizadas e incluso fue apropiada por altos funcionarios públicos, como el ministro Tito Hoz de Vila, el “ministro Caporal”, quien de esta manera conjuncionó el poder simbólico del personaje con su poder muy real.
La Diablada
Es la danza mestiza favorita de la festividad de la Virgen de la Candelaria, está inspirada en esta historia:
Desde la profundidad del infierno, emerge el Diablo mayor. Su presencia llama a un conflicto ancestral entre el bien el mal. Una batalla campal se desencadena protagonizada por el arcángel, el enviado por la Virgen de la Candelaria a salvar a la humanidad. El bien triunfa y los diablos menores son invitados a salir del socavón para venerar a su nueva patrona.
La Morenada
La danza es una manifestación de fe, de celebración y alegría, pero también un acto que llama a la memoria. La morenada representa a los esclavos que trabajaban en los socavones en las minas. En la recreación de este hecho se le trata de dar un vuelco. Se le une a la fiesta, se le crea un vestuario y una matraca que imita el sonido de las cadenas que se arrastran.
La Virgen de la Candelaria es acompañada por cuatro angelitos en todo momento, mientras los devotos le cantan y bailan sin descanso.